Según el balance energético oficial elaborado por la Empresa de Pesquisa Energética (EPE), dependiente del Ministerio de Minas y Energía, la participación de las energías renovables en la matriz energética brasileña alcanzó el valor más alto de su serie histórica.
Este resultado ubica a Brasil muy por encima del promedio mundial, donde las energías renovables representan alrededor del 14% de la matriz energética total. La diferencia pone en evidencia estructuras energéticas profundamente distintas y destaca el peso que tienen los recursos renovables dentro del sistema brasileño.
Cabe aclarar que el indicador corresponde a la matriz energética total, y no exclusivamente a la generación eléctrica. Esto implica que incluye todos los usos de energía del país como transporte, industria, consumo residencial y generación eléctrica, lo que vuelve especialmente relevante alcanzar un nivel de renovabilidad tan elevado, dado que la sustitución de combustibles fósiles en sectores no eléctricos presenta mayores desafíos.
La composición del bloque renovable brasileño muestra una matriz diversificada y alineada con su estructura productiva. La biomasa cumple un rol central, impulsada principalmente por el complejo sucroalcoholero y la industria de la celulosa, mientras que la energía hidráulica continúa siendo uno de los pilares históricos del sistema. A esto se suma el crecimiento sostenido de las fuentes eólica y solar, que en los últimos años aportaron mayor diversificación a la oferta energética.
En 2024, las energías renovables que explicaron este 50% incluyeron la biomasa de caña de azúcar, la energía hidráulica, la leña y el carbón vegetal, el licor negro y otras fuentes renovables de origen industrial, junto con la energía eólica y la solar. En conjunto, la biomasa explica más de un tercio de la matriz energética total, reflejando el aprovechamiento energético de recursos agrícolas e industriales propios del país.
El informe destaca que este máximo histórico se alcanzó a partir del crecimiento de la biomasa, la energía eólica y la solar, combinado con una menor participación relativa de los derivados del petróleo en la oferta interna de energía. Entre 2023 y 2024, las fuentes renovables crecieron un 4,3% en términos energéticos, mientras que las fuentes no renovables permanecieron prácticamente estables.
A nivel global, la matriz energética continúa dominada por los combustibles fósiles: petróleo, gas natural y carbón explican más del 80% del consumo energético mundial. Frente a este escenario, Brasil se distingue no solo por la elevada participación de energías renovables, sino también por su menor intensidad de carbono, con emisiones por unidad de energía significativamente inferiores al promedio de la OCDE y a las registradas por economías de gran escala como Estados Unidos y China.
A pesar de estos avances, los derivados del petróleo continúan teniendo un peso relevante, especialmente en el transporte. Profundizar la electrificación, mejorar la eficiencia energética y avanzar en soluciones de flexibilidad y almacenamiento serán claves para consolidar la transición energética en los próximos años.
Con una matriz energética que alcanza el 50% de renovabilidad, Brasil se consolida como un caso de referencia en América Latina y un ejemplo relevante para los países que buscan avanzar hacia esquemas energéticos más diversificados, eficientes y sostenibles.
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