Proyecto “Gaucho”: un impulso al hidrógeno verde desde Santa Cruz
En noviembre, la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) y la multinacional RP Global firmaron un acuerdo con el Gobierno de Santa Cruz para lanzar el Proyecto “Gaucho”. Este ambicioso plan busca transformar el potencial renovable de la región en hidrógeno y amoníaco verde para uso industrial y exportación.
El proyecto contempla la construcción de un parque eólico con una capacidad de 8.777 MW, cuya electricidad alimentará electrolizadores capaces de producir 0,62 millones de toneladas de hidrógeno verde al año (Mto/año) y 3,51 Mto/año de amoníaco verde. Este último, más fácil de transportar y almacenar en barcos, es clave para exportar hidrógeno a largas distancias y tiene múltiples aplicaciones industriales, como la producción de fertilizantes o incluso como combustible directo.
Hidrógeno verde vs. gris: una batalla por la sostenibilidad
La clave del hidrógeno verde está en su método de producción: la electrólisis, un proceso que separa el hidrógeno (H2) del oxígeno (O) en el agua utilizando electricidad. Cuando esta electricidad proviene de fuentes renovables, como la eólica o la solar, el resultado es un combustible limpio y sostenible.
En contraste, el hidrógeno gris, producido mayoritariamente en Argentina y el mundo, utiliza gas natural como materia prima y genera dióxido de carbono (CO2) como subproducto, contribuyendo al cambio climático. La transición hacia el hidrógeno verde es, por tanto, una oportunidad para reducir emisiones y alinearse con los objetivos globales de descarbonización.
Otros proyectos en la carrera del hidrógeno verde en Argentina
El proyecto “Gaucho” no está solo. Desde 2008, Hychico opera en Comodoro Rivadavia con una planta piloto de hidrógeno verde, mientras que la australiana Fortescue anunció en 2021 una inversión de 8.400 millones de dólares en el país, aunque aún está en fase de análisis.
Con abundantes recursos eólicos, solares y hídricos, Argentina está bien posicionada para competir en el mercado global del hidrógeno. Pero para destacar, será crucial consolidar estas iniciativas y asegurar su viabilidad técnica y económica.
Autos, camiones y barcos: el transporte adopta el hidrógeno
Aunque los vehículos eléctricos suelen ocupar el centro de la conversación sobre movilidad sostenible, el hidrógeno está ganando espacio como alternativa, especialmente en sectores como el transporte pesado y marítimo.
Toyota marcó un hito en 2014 con el lanzamiento del Mirai, el primer vehículo diseñado exclusivamente para funcionar con hidrógeno. Este modelo, un Vehículo Eléctrico de Celdas de Combustible (FCEV), genera electricidad a partir de la reacción entre hidrógeno y oxígeno, con vapor de agua como único subproducto. Más recientemente, BMW anunció el desarrollo conjunto de su tercera generación de tecnología FCEV con Toyota.
Gracias a su densidad energética y facilidad de almacenamiento, el hidrógeno es particularmente eficiente en camiones de larga distancia y barcos. Flotas de transporte pesado ya operan con este combustible en mercados como Europa y Asia, demostrando su potencial en aplicaciones donde las baterías de litio enfrentan limitaciones.
Argentina: una oportunidad para liderar
El hidrógeno tiene un lugar asegurado en la transición energética global, y Argentina tiene una oportunidad única para convertirse en un exportador clave de este combustible limpio. Con proyectos como el “Gaucho” y el crecimiento del mercado del transporte sostenible, el país podría posicionarse en la vanguardia de la economía del hidrógeno.
¿Será este el inicio de un nuevo capítulo para la energía argentina? Con recursos renovables de calidad mundial y la voluntad de innovar, todo está sobre la mesa para dar el salto.
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