Argentina tiene 7 polos petroquímicos con plantas que utilizan hidrocarburos para producir todo tipo de derivados: Plaza Huincul (Neuquén), Luján de Cuyo (Mendoza), San Lorenzo (Santa Fe), Campana, Ensenada, Gran Buenos Aires y Bahía Blanca (Buenos Aires). La primera planta se inauguró en 1950 (la de Campana) y desde entonces el sector ha jugado un rol muy importante en la economía.
Desde la década de 2010, el sector vive un marcado estancamiento por una razón clara: la escasez de gas, especialmente en el periodo invernal. En el invierno de 2013, por ejemplo, la industria se vio obligada a funcionar a un 50% de su capacidad.
Vaca Muerta cambió ese panorama. Según las proyecciones de la Cámara de la Industria Química y Petroquímica, la producción total del sector alcanzaría en 2025 los 14 millones de toneladas, un crecimiento de más del 160% con respecto al año 2010. Y más importante aún: un saldo exportable positivo que permitiría compensar el déficit de divisas histórico de la balanza comercial química.
¿Qué produce la industria petroquímica?
El petróleo y el gas son mezclas de hidrocarburos complejas. A partir de su refinación, se obtienen combustibles y todo tipo de productos petroquímicos básicos que luego servirán como insumo para producir una enorme variedad de materiales. Es clave entender que combustibles y petroquímica no compiten entre sí sino que son complementarios.
Los petroquímicos básicos se dividen en dos: aromáticos (benceno, tolueno, xileno) y olefinas (etileno, butileno, propileno, etc). De allí se obtienen polímeros, cauchos sinteticos y fibras sintéticas que están en todos lados: PVC, baquelita, polietileno, nylon, siliconas, vinílicos, polyester y otros cientos de plásticos.
Un caso interesante del complejo petroquímico argentino es el de la compañía MEGA S.A., integrada por YPF, Dow y Petrobras para el procesamiento primario del gas natural. Recuperan etano, butano, propano y gasolina, componentes básicos para toda la industria.
Un capítulo aparte merecen los fertilizantes obtenidos a partir del gas natural: amoníaco para los abonos nitrogenados y urea. Se trata de componentes fundamentales para la agricultura y que podrían convertir a la Argentina en uno de los principales productores del mundo. Profértil es el mayor productor de amoníaco y urea del país y es también un consorcio entre YPF y la canadiense Nutrien.
Argentina, con la segunda reserva no convencional de gas y la cuarta de petróleo en Vaca Muerta, tiene una oportunidad única durante la ventana que dure la transición energética. El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) y el uso de gas natural como principal materia prima en la petroquímica otorga una ventaja competitiva.
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