La noticia rusa tuvo amplia repercusión en todos los medios del mundo por tres motivos:
- La magnitud del descubrimiento (reservas por casi el doble de las de Arabia Saudita, por ejemplo)
- La prohibición de explorar (mucho menos explotar) recursos minerales en la Antártida.
- La soberanía territorial: el Mar de Weddell, donde se realizaron los estudios, queda al sur de Malvinas y es reclamado por Argentina, Chile y Gran Bretaña.
La soberanía de la Antártida es una cuestión compleja. La rige el Tratado Antártico firmado en 1959 y cuya Secretaría tiene sede en Buenos Aires. Los 57 países miembros acuerdan que la Antártida se utilizará únicamente para fines pacíficos y que allí se promueve la investigación y cooperación científica. Este es el Tratado que prohíbe la exploración y explotación de hidrocarburos.
Argentina afirma su soberanía sobre el cono que forman el Polo Sur con los límites del mar argentino, territorio también reclamado en parte por Chile y por Gran Bretaña (a partir de su posesión de las Islas Malvinas).
Es por eso que el anuncio ruso generó un revuelo importante en Inglaterra, y fue visto como una provocación en el marco de la guerra con Ucrania. Argentina luego le reclamó información a la Cancillería rusa, que terminó por enviar un informe aclarando que se trata de “estudios geológicos que se encuentran contemplados dentro del Tratado Antártico”.
Rusia tiene reclamos de soberanía en suspenso sobre la Antártida, basados en su presencia con bases científicas desde hace años y por arrogarse el descubrimiento del continente blanco en 1821. Por otro lado, Rusia tiene una vasta experiencia en la explotación de petróleo en otro Polo: actualmente produce más del 90% del petróleo y el gas del Ártico.
Más allá de esto, permanece la pregunta: ¿es posible que en algún momento Rusia u otro país extraiga petróleo en la zona antártica? Muchos expertos coinciden en que por sus dificultades geopolíticas, técnicas y económicas, una explotación de esos recursos sería muy compleja.
Argentina explota recursos hidrocarburíferos cerca de allí, en Tierra del Fuego, desde hace 50 años. En noviembre comenzará a operar su más reciente plataforma: el Proyecto Fénix, operado por un consorcio formado por TotalEnergies, Wintershall DEA y Pan American Energy. Las posibilidades de ampliar esa experiencia hacia el Polo Sur por ahora parecen lejanas.
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