La GNA II es capaz de abastecer a aproximadamente 8 millones de hogares, aportando cerca del 10% de toda la generación eléctrica a gas natural del país. Su puesta en marcha refuerza la capacidad firme del sistema brasileño, especialmente relevante en períodos de baja hidraulicidad, cuando la generación hidroeléctrica disminuye.
La central opera bajo un esquema de ciclo combinado, integrando 3 turbinas de gas y 1 turbina de vapor. Este diseño le permite aprovechar el calor residual para producir unos 572 megavatios adicionales, un 35% más de potencia sin consumo extra de combustible.
Además, la planta cuenta con características pensadas para el futuro:
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Preparada para operar con hasta 50% de hidrógeno mezclado con gas natural.
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Unidad de desalinización de agua de mar para refrigeración, evitando el uso de recursos hídricos continentales.
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Ubicación estratégica junto al puerto, facilitando la logística de combustible y el despacho de energía.
La construcción de GNA II demandó una inversión aproximada de 1.200 millones de dólares. Forma parte del Complejo Termoeléctrico GNA, que junto con la GNA I totaliza 3 GW de capacidad y una inversión acumulada de unos 2.000 millones de dólares. El proyecto es resultado de la alianza entre Prumo Logística, BP, Siemens Energy y SPIC.
Aunque se trata de una central térmica, su alto nivel de eficiencia, flexibilidad operativa y capacidad de utilizar hidrógeno la posicionan como una tecnología de transición. En el contexto latinoamericano, donde la diversificación de fuentes es cada vez más importante, la GNA II representa un modelo de integración entre energía firme y menor huella de carbono respecto a otras centrales fósiles.
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