El invierno es la estación del año de mayor consumo de energía en Argentina. Es uno de los picos anuales de consumo eléctrico, junto con el verano, y sobre todo es el periodo de mayor demanda de gas natural. Aquello se explica por el aumento en la demanda residencial. De hecho, según un estudio realizado en 2016 en el AMBA, la calefacción es el mayor consumo energético en los hogares, que representa más del 40% del total, seguido por el agua caliente, que se lleva alrededor del 17%.
En 2023, el consumo promedio residencial de gas en los tres meses invernales (junio, julio, agosto) superó en casi un 20% el promedio anual. En 2024, el invierno se adelantó. Las temperaturas de mayo fueron las más bajas desde 2007, cuando se produjo la histórica nevada del 9 de julio. La temperatura promedio en el AMBA (zona de mayor consumo del país) bajó 6° y aquello impactó directamente en la demanda de gas, que llegó a los 80 millones de m3 diarios, un 30% por encima de los 60 MM m3/día habituales para esta época del año.
Frente a este panorama, el Gobierno declaró la “pre-emergencia” del sistema energético y cortó contratos interrumpibles como los del GNC, industrias y grandes comercios. También instruyó a CAMMESA a que importe cargamentos de combustibles líquidos para alimentar a las centrales térmicas, que en el mercado estiman en US$ 500 millones, y debió comprar a último momento 10 barcos de Gas Natural Licuado para inyectar en la terminal de Escobar. La crisis se agravó el miércoles 29 de mayo tras la negativa de Petrobras a descargar un cargamento por una diferencia en el método de pago, a partir de lo cual se tomó una decisión casi sin precedentes: cortar el suministro a estaciones e industrias con contratos ininterrumpibles.
El aumento de la temperatura y el acuerdo con Petrobras finalmente permitieron iniciar la normalización del sistema. Pero quedan por resolverse tres incógnitas:
- Por qué pasó lo que pasó
- Si el sistema estará preparado para resistir a los fríos intensos previstos para este invierno
- Qué efectos tendrá esta crisis en los precios del gas mientras se rediscute la política tarifaria para eliminar los subsidios
El frío no es el único factor para semejante estrés. Según consigna Econojournal, deben considerarse los bajos stocks de CAMMESA (que se utilizan frente a cualquier imprevisto), la no disponibilidad de electricidad importada desde Brasil por las graves inundaciones en Río Grande do Sul, y la demora en completar las obras para ampliar la capacidad del gasoducto Néstor Kirchner. Puntualmente, las plantas compresoras de Tratayén, Salliqueló y Mercedes, que podrían llevar la capacidad de 11 a 22 millones de m3/día, y que podrían estar listas a partir de junio.
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